Dice Freud, en su Presentación autobiográfica,
con respecto a la sexualidad infantil, que debe mencionar un error en el que
cayó durante algún tiempo. Que bajo el esforzar a los que sometía su
procedimiento técnico a la mayoría de sus pacientes, estos reproducían escenas
de su infancia cuyo contenido era la seducción sexual por parte de un adulto. En
sus pacientes mujeres, ese papel seductor se atribuía casi siempre al padre. Luego
llegó a decir que los seductores eras los hermanos mayores y tiempo después,
también la madre. Freud, nos dice, dio crédito a esas comunicaciones y supuso
que esas vivencias de seducción sexual eran la fuente de las neurosis
posteriores.
Luego pudo distinguir que esas
escenas de seducción no habían ocurrido, que se trataba de fantasías urdidas
por sus pacientes, incluso que él mismo las había instilado. Pero sin embargo,
señala, el contenido de esas escenas presentaba un nexo inequívoco con los síntomas
de los que había partido su investigación.
Freud pudo concluir que los síntomas
neuróticos no se anudaban de manera directa a vivencias efectivamente reales,
sino a fantasías de deseo. Por lo que, para las neurosis valía más la realidad psíquica
que la material.
En esas fantasías de seducción,
apunta Freud, se topa por primera vez con el Complejo de Edipo, que más tarde
cobrara una significancia eminente, pero que no supo discernir en ese disfraz fantástico.
Freud dirá que la seducción en la
infancia conserva su parte en la etiología de las neurosis, aunque, apunta, en
escala más modesta.
Estos planteamientos de Freud,
sobre la seducción sexual en la infancia y su papel como fuente de las neurosis
o todo malestar psíquico, no deja de ser discutido e incluso controvertido.
Para algunos psicoanalistas, Freud mismo dejó asentado el abandono de esta idea,
que también se conoce como teoría del trauma. Para otros se trata de leer qué
es lo que se abandona de este planteamiento y qué se conserva o reformula. Quizá
porque en ese abandono hay un descubrimiento capital, la fantasía. Freud no
abandona el planteamiento de algo traumático. Y cómo se ve, de lo que aquí recuperamos
de su Presentación autobiográfica, que a esta idea de la seducción infantil se
le atribuye cierto valor etiológico.
En los tiempos actuales esto no
es una discusión innecesaria. Todavía más si lo vinculamos a las cifras de
abuso sexual infantil, donde, como se sabe, un porcentaje mayoritario de
quienes lo comenten es parte directa de la familia. Y además porque en la clínica
las fantasías siempre acompañan el malestar de quienes consultan. Es decir, es
contundente la afirmación de Freud cuando nos dice sobre el valor de la
realidad psíquica.
Una publicación muy reciente,
donde se discuten con profundidad estas cuestiones es el libro de Luis Sanfelippo,
titulado: Trauma. Un estudio histórico en torno a Sigmund Freud. Y claro, los
muchos artículos y tesis que trabajan el tema.
Psi Mauro Cruz Mtz
psimauro.cm@gmail.com
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