La
felicidad y las depresiones.
Psi. Mauro
Cruz Mtz.
En el año
2000 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubicaba a la depresión en el
cuarto lugar dentro de las causas de muerte a nivel mundial. Y pronosticaron
que para el 2020 ocuparía el segundo lugar, después de las cardiopatías. Es
decir, al paso de los años las depresiones irían adquiriendo caracteres
epidemiológicos. Esta misma organización el 7 de abril de 2017 pone en marcha
una campaña de un año de duración llamada “Hablemos de la depresión”. Para ese
momento nos decía que más de 300 millones de personas sufren trastornos por
depresión y más de 260 millones por ansiedad. También nos dice que en la
actualidad las depresiones son la principal causa mundial de discapacidad, que
afecta más a las mujeres que a los hombres y que en el peor de los casos puede
conducir al suicidio.
Si bien
existen tratamientos eficaces para la depresión, dice la OMS, más de la mitad
de los afectados (y más del 90% en muchos países) no reciben tratamiento alguno,
ya sea por falta de recursos y/o por una evaluación errónea.
Hay
diversidad de síntomas. Los que implican cambios en los sentimientos pueden
ser: Ánimo abatido o profunda tristeza, sentimientos negativos hacia uno mismo,
pérdida de interés en los vínculos afectivos o por realizar actividades, llanto
sin razón aparente y pérdida del sentido del humor.
Pero
también en el pensar se puede manifestar la sintomatología depresiva. Acá
podemos encontrar: baja valoración de sí mismo o baja autoestima, actitud
pesimista o desesperanza ante el futuro, auto-acusaciones y autocriticas,
distorsión de la imagen corporal o una baja valoración del aspecto físico y,
pensamiento de incompetencia.
Otros
síntomas, relacionados con aspectos motivacionales, pueden ser: aumento de la
necesidad de recibir ayuda, dificultad para ponerse en movimiento al punto de
paralizarse para comer, trabajar, estudiar, ejercitarse o dormir. También se
encuentra la evasión, el aislamiento y el escape. Y es acá donde se llega a
encontrar las tentativas de suicidio, desde el sólo pensarlo hasta su
consumación.
Finalmente
las manifestaciones físicas, que se expresan en: desórdenes alimenticios,
trastornos del sueño, fatiga, sudoración y/o una disminución en el interés por
las relaciones sexuales.
La
depresión, particularmente, dice el psicoanalista Luis Horstein, no permiten
que el sujeto se baste a sí mismo. Tampoco se sale adelante con la sola lectura
de libros que versan sobre el tema o aquellos llamados de autoayuda. Debemos
estar alertas por aquellas curas rápidas y procurar no caer en reduccionismos
que desatienden la bioquímica o la historia de los sujetos.
Desde el
ámbito psiquiátrico hay cierto acuerdo en considerar a la depresión como una
sintomatología endógena u orgánica que consiste en una alteración bioquímica
del cerebro. Así que el tratamiento debe ser con psicofármacos. Desde los
planteamientos psicoanalíticos las depresiones son fenómenos sintomáticos de
los cuales puede hacerse una lectura que justo atiende la historia de quienes
la padecen en relación a la época y el contexto.
Es decir,
las depresiones pueden pensarse como un síntoma social. En este sentido es
importante tener en cuenta las exigencias del mundo social que no toca habitar.
¿Qué es lo que se le pide a un sujeto hoy en día? La imposición es que en la actualidad
cada uno debe ser feliz. Hay muchos libros, artículos, breves notas, programas
de televisión o radio, que por cierto al paso de los días son muchos más, que
dictan que uno DEBE ser feliz. Que la felicidad es el objetivo de la vida. Y quizá
una buena parte del problema sea lo que dice Zygmunt Bauman: “En el mundo actual todas las
ideas de felicidad acaban en una tienda”.
¿Cómo es
posible esta idea de felicidad frente a la voracidad de la oferta de productos
para sentirse bien? Tanto por la cantidad de lo que se oferta como por los
costos de cada uno de esos artículos. Quizás la gente se deprime porque no es
capaz de ajustarse a estos ideales de felicidad. Quizá la depresión misma
revela que algo no marcha en esta propuesta de felicidad. Y por tanto las
depresiones “son incomodas en la medida en que cuestiona este proyecto”. (Kehl).
Referencias.
Horstein,
Luis (2007). Las depresiones. Buenos Aires: Paidos.
Kehl, Maria
Rita (2011). “La actualidad de las depresiones”; en Fendrik, Silvia y
Jerusalinsky, Alfredo (coordinadores). El libro negro de la psicopatología contemporánea.
México: Siclo XXI.
Suárez,
Gonzalo (2016). “Bauman: "En el mundo actual todas las ideas de felicidad
acaban en una tienda"; en https://www.elmundo.es/
Contacto:
Cel.
5574188806
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