Circulan en Internet listados de
los errores o malas prácticas de los psicólogos. Por ejemplo juzgar al
paciente, que el psicólogo(a) hable mucho de sí mismo(a), decirle al paciente
qué es lo que tiene que hacer, tecnicismos al por mayor, tratar de reeducar o
intimar con algún paciente fuera del consultorio.
Sobre que el psicólogo o terapeuta
hable de sí mismo pues ya es mucho que decir. Los profesionales psi están ahí para
escuchar y atender las situaciones muy particulares de sus pacientes. De
ninguna manera para hablar de él o ella, para eso están sus propios espacios terapéuticos
o psicoanalíticos. Aunque hay corrientes como el psicodrama que si asumen el
poder compartir algo de la historia del psicodramatista. Sin embargo no es nada
común. En cuanto a reeducar, pues para algunas hay toda una discusión desde los
postulados teóricos que los sostienen y que asumen. En psicoanálisis eso no es
una intención, así como tampoco dar consejos.
Pero además de estas listas que
se encuentran en Internet, he observado un par de cosas que llaman profundamente
mi atención. Me he encontrado con que se sigue la consulta ya fuera del
consultorio, ya sea en los pasillos o la sala de espera. Hoy mismo presencie cómo
una adolescente decía, en la sala de espera y ante la intención de la psicóloga
de sentarse a hablar con la mamá ahí mismo, que la sesión ya había terminado.
Mostró su enojo lo que me pareció acertado, aun y cuando la psicóloga sonreía.
Dicha sala de espera estaba bastante concurrida y es muy desacertado tratar de
abarcar algo más ya fuera de la sesión y el consultorio. Por diversas
cuestiones esos consultorios son espacios que se comparten entre varios
profesionales psi. Así que hay que respetar los tiempos de otras sesiones y
pacientes. Pero aun así sacar del consultorio los temas que ahí dentro se
tratan tiene que ver con las cuestiones éticas y con la necesidad de repensar
y/o supervisar el trabajo “clínico” que se pretende hacer. Y así he observado
como ciertos psicólogos no saben detener la sesión y la prosiguen en los
pasillos, la sala de espera e incluso el ascensor o las escaleras.
Y como estas cosas ocurren en
esos espacios mencionados, la otra cosa que he llegado a escuchar es el
lenguaje desde el que se posicionan ciertos terapeutas. Así tenemos que llegan
a decir: “necesito que… hagas, pienses, consideres, trabajes, etc.”, lo que de
inmediato me remite al lenguaje de muchas mamás y muchos papás. También, y al
por mayor, de maestras y maestros. “Necesito que me coma”, “necesito que me
haga la tarea”, de los más sonados. Así que pienso en qué pasa ahí con el lugar
que ocupa la psicóloga o el psicólogo. ¿Desde qué elementos trabaja cuando
atiende pacientes o analizantes? Y claro, la cuestión tan discutida, del propio
trabajo psicoterapéutico o psicoanalítico de dichos psicólogos.
Si bien se trata de diversidades teóricas
y por lo tanto de maneras distintas de concebir el trabajo psicológico, psicoterapeutico
y/o psicoanalítico, y además de que cada profesional psi trabaja desde su historia
y sus condiciones sociales, hay elementos que deben pensarse una y otra vez
para sostener un lugar profesional en la atención a los pacientes. De lo que acá
se ha dicho, el dónde empieza y termina una sesión y el lenguaje que delata el
lugar que se asume frente a los pacientes.
Por supuesto que los
profesionales psi tienen errores, deslices, que incluso a veces pueden
beneficiar para permitir que ciertos ideales sobre el psicólogo o psicoanalista
caigan. Pero otra es la cuestión de cuando esos “errores” son lo habitual en
las sesiones. No sólo para alertar a los pacientes sino para convocar las
reflexiones de los profesionales psi.
Psi. Mauro Cruz Martínez
Celular: 55 7418 8806
CDMX / Naucalpan, México.
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