Los pacientes no quieren curarse.
Psi. Mauro Cruz Martínez.
Dice Freud que después del
trabajo arduo con un paciente (analizante) uno descubre que no puede contar con
su colaboración o que obedezca la regla fundamental del psicoanálisis, es
decir, no dirá todo lo que se le ocurra, opondrá dificultades, habrá resistencia;
ya que en el fondo el paciente en cuestión no quiere sanarse.
Y así es. Los pacientes lo
formulan de distintas maneras. “¿Cómo no voy a querer el bien para mi hijo? Que
este mal es algo que me lastima”, “Es que no entiendo cómo podría yo procurarme
que me falten al respeto, que me agredan”.
A cada uno de los pacientes los
habita una ambivalencia. Freud dirá que son sujetos que quieren sanar, pero también
no lo quieren. Pero justo porque se trata de algo del orden del inconsiente, es algo que está más allá de la voluntad, los buenos deseos y la razón.
Se quejan de la enfermedad, nos
dice Freud, pero también la aprovechan en la medida de sus fuerzas. Si alguien
pretende curarlos, defenderán su enfermedad como una leona a sus cachorros. Y no
tiene ningún sentido reprocharles tal contradicción, porque finalmente hay una ganancia
en la enfermedad.
Los pacientes no quieren curarse
realmente. Cada uno ha invertido mucho en mantener las cosas como están, porque
al final de cuentas, siguiendo a Freud, hay una satisfacción sustitutiva y no
hay manera razonable de convencerlos de que abandonen. Aunque los pacientes lleguen al consultorio diciendo que quieren curarse, que quieren ser
aliviados de sus síntomas, en el fondo está decididos a no agitar las aguas. Aunque
no lo sepan.
Pero en el transcurso del análisis,
quien puede ser paciente, quien sospecha de su inconsiente, quien en algo de
entera, puede franquear su síntoma y finalmente demandar un psicoanálisis. Aunque
no sin la batalla respectiva, no sin cuotas de dolor, sin saberse herido en su
narcisismo. Porque un poco o mucho de lo que se trata es del descenso a los
propios infiernos.
Hace tiempo me había apropiado de
la consigna: quiere curarse, entonces hable. Lo que implica atender y prestar
atención ahí donde lo inconsiente emerge. Que a decir de Lacan, uno debe evitar
que lo inconsiente se encierre rápidamente en el discurso de la queja, en la racionalización
y en la repetición sin fisuras.
Quiere curarse, entonces hable, detengámonos
en lo inconsiente, en sus enigmas, en lo que lo hace sufrir y en el modo de asumir
qué de responsable tiene usted en todo esto.
Cel. 044 55 4708 3129
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